Sin duda
alguna, una de las mejores experiencias que puedes vivir durante tus estudios, es
la de irte de Erasmus, pasar una temporada en otro país mediante una beca
Erasmus. Sirve para aprender, sobre todo de la vida, y por supuesto también
para divertirte. A muchos les cambia la vida, y yo no soy una excepción. Si por
un casual estás planteándote largarte de Erasmus, lee mi historia, te aseguro
que al acabarla lo tendrás muy claro.
En mi
caso, corría el año 2014 cuando de repente llegó a mis oídos gente de mi misma
clase que había solicitado Erasmus. En un principio pasé del tema, más por
conformismo que por otra cosa, por comodidad. Pero pasado un tiempo, miles de
preguntas inundaron mi cabeza: ¿Por qué iba a dejar pasar la oportunidad que
podría cambiar mi vida en un futuro? ¿Por qué yo, que estaba cansado de una rutina
que no me llevaba a nada, no iba a ni tan siquiera intentarlo? Me apetecía un cambio, y era mayor el precio
por no intentarlo que lo que podía perder si
no lo hacía, así como que de
todas las opciones que barajaba, el Erasmus me pareció la más oportuna, y sin
duda estaba en lo cierto, por lo que finalmente realmente motivado y a modo de
reto personal decidí solicitarlo.
El primer
mes fue caótico. La barrera del idioma parecía algo insalvable, pero eso daba
igual, ya que intentábamos descubrir la ciudad en nuestros ratos libres (me
llevé una grata sorpresa al descubrir lo multicultural que era Rotterdam así
como su espectacular arquitectura moderna), mientras buscábamos piso para
compartir. La primera semana fue toda una toma de contacto con el mundo
exterior, lejos de nuestro hogar, fuera de España. Comenzamos viviendo en un
hostal de aquellos que en las habitaciones
hay más literas por metro cuadrado que espacio habitable, aunque por
otro lado era todo un ‘caldo de cultivo’ con gente de todos los lugares del
mapa y donde era fácil establecer una conversación en cualquier momento. Además
una de las personas que trabajaba en el hostal era español y es cuando te das
cuenta que después de todo no eres el único que está en esa situación, que no
estás solo en esto, que aquellos programas que antes veía en la televisión del
tipo ‘Madrileños por el mundo’, o ‘Españoles por el mundo’, ya no quedaba tan
lejano. Ahora yo formaba parte de ello y perfectamente podría participar en uno
de ellos. Pese a las dificultades de vivir allí, ya que toda la gente iba y
venía porque todos estaban de paso y de vacaciones salvo alguna excepción así
como el vivir de esa forma, fue una semana tan difícil como enriquecedora.
Ahora bien, estaba claro que no era nuestro
lugar ideal para vivir el resto de la estancia, ya que nosotros necesitábamos otro
lugar más tranquilo y propicio para establecer una rutina y cumplir unos
horarios sin depender de factores externos, por lo que finalmente tras muchos
intentos fallidos, pues era difícil y si no demasiado caro, nos hicimos con un
piso de lujo en el centro por un muy buen precio.
Vivíamos
en la típica casita belga, de tres alturas sin ascensor y con unas escaleras
tan empinadas como peligrosas, ahora bien, por dentro era todo un lujo y
teníamos hasta servicio de habitaciones una vez a la semana. ¿Qué más podíamos
pedir?
A partir
de este hecho y una vez instalados en el que iba a ser nuestro hogar hasta el
final de nuestra estancia, comenzaba otra etapa, la que por la cual estábamos
allí, que no era otra que la de realizar nuestras prácticas en una empresa del
lugar.
La
presentación en la empresa distaba mucho de lo que estaba por venir, pues se dio una imagen que nada tendría que ver
con lo después yo haría allí. No puedo olvidarme de que la presentación se
realizó mediante nuestro coordinador allí, que fue todo un lujo poder contar
con él, porque era una persona muy agradable y cumplidora desde la recepción en
el aeropuerto hasta el final de nuestra estancia.
Mi
experiencia en la empresa no fue del todo buena, pues el primer mes intenté
cambiar mi situación por todos los medios, e incluso se barajó la opción de
irme a otra empresa la cual era inmejorable. Aunque finalmente tras varios
intentos fallidos no me quedó más remedio que adaptarme y trabajar sin parar,
pues me lo tome como un reto personal sabiendo que al terminar mis prácticas
tendría mi recompensa y me abriría puertas en el futuro, siendo también
consciente que no podía perder la oportunidad y volverme a España a las
primeras de cambio. Así que entre semana era realmente una odisea y resultaba
agotador, pero lo combinaba con los fines de semana para salir con mi compañero
de piso y levantarme el ánimo. En mi opinión es imprescindible tener un
compañero, pues una de las cosas más increíbles de la experiencia
Erasmus es que viven con ellos 24 horas al día, duermen, hacen la compra,
viajan, y se convierten en verdaderos confidentes, y que de ir solo seguramente
te derrumbarías más fácilmente sin nadie para apoyarte y desahogarte.
Y así se
desarrolló el resto de la estancia, hasta que a falta de dos semanas para
finalizar durante un fin de semana tuve el placer de poder disfrutar de la
visita de cuatro amigos míos de España, ya que les dije que podía venir cualquiera,
pues la casa era realmente grande y no era ningún problema. Ese fin de semana
fue el mejor sin duda, no paramos en ningún momento e incluso acabamos yendo a
Ámsterdam. Cuando finalmente se fueron, esas dos últimas semanas se me hicieron
eternas, pues con su marcha sentí que me faltaba algo, vacío por dentro,
después de tenerlos por casa y que hubiera tanta vida en ella, fue cuando
realmente eché de menos España y estaba deseando volver sabiendo lo que tenía
allí.
Finalmente
llegamos hasta el final de nuestra estancia allí con nuestro objetivo cumplido,
las prácticas terminadas y realizadas con éxito. Así que nos dirigimos al
aeropuerto con nuestro billete de vuelta, destino hogar, dulce hogar.
A continuación intentaré dar las claves de la
experiencia Erasmus de una manera más sintetizada y con una visión más genérica
con vistas a futuros estudiantes Erasmus:
Erasmus es
experiencia porque es un corto pero intenso periodo en el que, además de que
probablemente será el mejor de tu vida, aprenderás mucho sobre demasiadas
cosas, no las olvidarás jamás, te hará crecer como persona, te conocerás a ti
mismo, empezarás a ver el mundo desde otro punto de vista y hará cambiar tu
vida.
Durante tu Erasmus
convives, viajas, conoces a muchísima gente, haces amigos que durarán para
siempre, vas muchas fiestas, ligas
bastante más que en tu ciudad y sobre todo, aprendes bien el idioma en poco
tiempo.
Erasmus normalmente es ante todo amistad. Se
desarrollan unos lazos de amistad muy fuertes en muy poco tiempo, debido a que
todos llegamos solos a un país completamente extraño y donde no están nuestros
principales pilares de apoyo: nuestra familia y nuestros amigos. Todo se vive
muy intensamente. Y los primeros pasos son los más duros. Se echa muchísimo de
menos todo y se valora muchísimo cuando amigos y familiares tuyos van a
visitarte.
Erasmus es sobrevivir porque eres tú el
responsable de hacer todo (al igual que si te vas a vivir a otra casa distinta
a la de tus padres debido a un motivo x), aprendes a administrarte, a llevar
una casa, a convivir con personas diferentes a ti y tú eres el dueño de tus
decisiones y horarios. Muchas personas nos damos cuenta que empezamos Erasmus
siendo unos adolescentes y terminados siendo adultos. Digo adultos, porque
después de unos meses tan intensos y de independencia, tenemos una idea mucho
más clara y concreta de qué queremos hacer con nuestra vida.
No me importa reconocer que yo he aprendido a
valorar y querer a mi país estando fuera. A ser consciente de lo que de verdad
importa y de lo que no importa tanto, a relativizar las cosas, a ver todo desde
un punto de vista mucho más amplio. Tus sentimientos hacia tu familia y amigos
se multiplican. Te das cuenta de que ellos te necesitan igual o más que tú a
ellos. Pero soy consciente de las salidas profesionales que existen y de la
situación actual del país.
Haber sido Erasmus puede significar:
Título de estudios en el extranjero,
conocimiento perfecto de otro idioma (aparte del tuyo materno) hablado y
escrito, capacidad de viajar, estudiar y trabajar en cualquier país/ciudad,
tener visión general y mentalidad abierta, ser sociable, independiente,
responsable, organizado, positivo, trabajador, tener curiosidad por lo
desconocido, capacidad de adaptación, capacidad emprendedora, tener
personalidad, flexibilidad y un montón de aptitudes que cada vez más empresas
en nuestro país están teniendo en cuenta y cada año se están interesando más
por nosotros y están empezando a hacer ofertas de trabajo exclusivas para las
personas que hayan pertenecido al programa Erasmus.
Lo mejor
de Erasmus
-Esa
sensación de libertad. Posiblemente sea la primera “independencia” de muchos.
-Tu familia
Erasmus. La cantidad de amigos nuevos que tienes repartidos por el mundo.
-La
seguridad que te da el saber que has superado con éxito todos los retos que supone vivir en un país extranjero.
-La
cantidad de viajes hechos y lugares conocidos.
-El
conocimiento de un idioma
-Y en el
fondo… la madurez que adquieres.
Lo peor del Erasmus
-Darte
cuenta de que se acaba y que tienes que volver a tu vida normal, la rutina.
-La famosa
depresión posterasmus
-La cuantía
de la beca, totalmente irrisoria
Si has llegado hasta aquí y por un casual aún sigues
planteándote irte de Erasmus, ten claro esto. No dejes que nada ni nadie te impida
irte, pues puede que sea una de las oportunidades que más lamentarás a lo largo
de tu vida, el no haber disfrutado de una experiencia tan maravillosa como la
que es esta.
Carlos del Pino